¿Cómo ponéis las manos cuando os dirigís a los demás?
¿Dónde soléis sentaros cuando entráis en un cuarto?
¿A qué distancia tendrían que estar las personas para sentiros a gusto?
En el ascensor, ¿cómo os comportáis?
Gestos, actitudes y expresiones del rostro revelan mucho de nosotros, quizás revelan más de lo que quisiéramos. No se comunica solo con las palabras y el lenguaje corporal es una ciencia que nos puede desvelar muchos aspectos interesantes para conocernos mejor y para conocer a los demás. .
En los años sesenta el antropólogo americano Edward Hall estudió el lenguaje corporal intuyendo que el espacio en torno al hombre no es vacío, sino está dividido en 4 zonas invisibles y concéntricas:
- una zona íntima (20-50cm): la distancia que se mantiene con las personas con las que estamos familiarizados
- una zona personal (50-120cm): la zona a la que dejamos entrar nuestos conocidos, las personas con las que entablamos conversaciones agradables
- una zona social (hasta 240 cm): distancia que guardamos con los desconocidos o con las personas que no conocemos bien
- una zona pública (hasta 8m): la distancia que guardamos cuando hablamos ante un grupo. Más allá de esta distancia ya no existe una relación directa entre las personas.
Sin embargo, no siempre somos capaces de gestionar y controlar nuestros espacios.¿Cómo reaccionamos ante la invasión de nuestro territorio?El lenguaje corporal nos lo explica.
El lenguaje corporal en el coche
Cuando estamos en el coche reaccionamos de manera diferente a la invasión de nuestro espacio porque como estamos sentados en el vehículo es como si nuestro espacio se expandiera de manera considerable.
Por esto, si estamos conduciendo tendemos a reivindicar “nuestro espacio” que llega hasta 10 metros adelante y atrás de nosotros..
Si otro coche se inserta en este espacio nos enfadamos y gritamos, lo que no pasaría si estuviéramos andando y un coche nos pasara al lado a la misma distancia.
Esto pasa porque en el contacto interpersonal nuestro cuerpo expresa una gestualidad que suele ser inconsciente, para pedir permiso y disculparnos por nuestra invasión. Esto no pasa cuando nos encontramos dentro del encofrado metálico que es el coche.
Lenguaje corporal en autobús
apiñados en el autobús o en el metroinevitablemente nos encontramos en una intrusión recíproca entre las personas.
Por esta razón, en los medios públicos las personas suelen estar en silencio, no miran a los ojos a las personas que tienen cerca, se aíslan con sus ipods e ipads, mantienen una mirada ausente o inexpresiva, sin manifestar explícitamente sus emociones.
Lenguaje corporal en el ascensor
Las personas en el ascensor se comportan como si los demás no existieran. Nada más entrar, se hace un leve gesto con la cabeza para disculparnos con los presentes y luego cada uno se aísla en sí mismo.
Durante el tiempo de subida o de bajada hay quien mira extasiado la luz del techo, quien lee la placa que indica la capacidad máxima de las personas con un interés comparable al interés por las obras de Shakespeare, quien controla repetidamente si las llaves todavía están en el bolsillo de la chaqueta o si han desaparecido, algunos quedan hipnotizados mirando la luz de los botones de los pisos que se encienden y se apagan.
En estas situaciones nuestra zona íntima sufre una intrusión; por eso, uno al lado del otro nos quedamos rígidos y, si por casualidad, rozamos a alguien de manera involuntaria, emitimos señales mudos para disculparnos y al mismo tiempo los músculos se contraen en señal de defensa.
Si algún día, cuando te encuentras en el ascensor, tienes el valor de alzar la mirada para observar el rostro de los demás, te darás cuenta de que todos parecen aguantar la respiración para comenzar a respirar cuando, por fin, las puertas se abren y es posible bajar.
El lenguaje corporal en medio de una muchedumbre
La violación de nuestro espacio personal es tan apremiante que incluso en medio de una muchedumbre buscamos de los expedientes para protegernos.
Si a lo largo de un concierto o de una manifestación logramos reservarnos un espacio mínimo en torno a nosotros, estaremos relajados.
Si la muchedumbre aumenta y el espacio entre las personas se reduce, podrían producirse desórdenes debidos a la irritabilidad de las personas.
Por eso, la policía suele dividir a la muchedumbre cuando se vuelve demasiado compacta y numerosa.
Lenguaje corporal cuando estamos todos juntos en la mesa
¿Cómo se defienden las personas cuando entran en un comedor o en una biblioteca?
Primero, se van a sentar a una mesa lejana de la entrada. Luego, si son muy seguras, se van a sentar en el asiento central de espaldas a la pared y con la mirada dirigida hacia la entrada para comunicar a un supuesto habitué: “no me molestes, no quiero que nadie se siente aquí”.
En cambio, si la persona es más tímida, se va a sentar de espaldas a la puerta, comunicando con el cuerpo: “quería estar en paz, pero si quieres sentarte aquí, por favor no me molestes”.
Si por error, te vas a sentar cerca de estas dos personas (tal vez con el deseo de charlar un poco), lo mejor que te podrá pasar es recibir respuestas concisas y silencios muy largos llenos de significado y de tensión.
Lenguaje corporal en el parque
Incluso en un banco del parque podríamos desear estar solos.
Si te sientas en el medio del banco, estás comunicando con el lenguaje corporal que quieres que no se siente nadie.
Si te sientas completamente en un lado externo, estás comunicando que no quieres que te molesten pero dejas el espacio y la posibilidad de sentarse a los demás.
Si estáis predispuestos al diálogo, os vais a sentar simplemente en vuestra mitad, comunicando con el cuerpo “podéis sentaros aquí”. ¿Os acordáis cómo estaba sentado Forrest Gump en el banco? ¡Exactamente así!
Comunicación no verbal cuando estamos en el tren
¿Qué hacéis cuando entráis en un vagon de tren?
¿Os sentáis al rincón con la mirada dirigida a la ventanilla y ocupando el asiento de al lado con algún objeto?
¿U os dais vuelta hacia la puerta con una sonrisa a los posibles compañeros de viaje?
Imagina que ves a una persona sentada en el centro, con un bolso a su izquierda y periódicos que ocupan el asiento a su derecha. ¿Según vuestra opinión sois deseados o sería mejor buscar otro asiento libre?
Lenguaje corporal en la familia: cada uno "marca" sus espacios
¿Cuántos de vosotros desparraman sus objetos personales en la casa para marcar su territorio?
Nuestros objetos personales pueden convertirse en prolongaciones de nuestro espacio vital.
En la vida cotidiana cada miembro de la familia tiene espacios conquistados a lo largo de los años con sudor... puede ser el tan deseado sillón, la silla dirigida al televisor, la cama al lado del escritorio, el territorio de la cocina, el armario más amplio.
¡Son casi “cómicas” ciertas escenas donde las suegras, invitadas para la cena, empiezan a desplazar los objetos de la dueña de la casa! Os dejamos imaginar.
Lenguaje corporal en el cine
Aunque el cine no esté repleto, decidimos respetar nuestra privacidad y la de las personas que ya están sentadas.
La persona que llega antes, suele elegir el asiento con la mejor visual.
La persona que llega después se sienta bastante lejos de manera que se respeten los espacios.
Algunas investigaciones han demostrado que no nos sentamos en la parte opuesta o “demasiado lejos” porque sería un comportamiento ofensivo o poco educado.
Otra persona aún que llega al cine, elegiría una posición intermedia, equidistante de las otras dos.
¿Y tu dónde te vas a sentar? ¿En las primeras filas centrales para captar más imágenes posibles, al lado del pasillo, apartado o cerca de la salida para sentirte libre y no molestar?
Esta es solo una pequeña demostración del atractivo mundo del lenguaje corporal y estamos seguros de que os habéis reflejado en al menos uno de estos ejemplos. ¿No es así?