Muchos años atrás las teorías psicoanalíticas dictaron las reglas por lo que respecta a la explicación de los trastornos de ansiedad y se usó una categoría diagnóstica por aquel entonces muy acreditada, es decir neurosis.
En realidad neurosis es un término antiguo que se diferencia de la psicosis, es decir, un trastorno en el que la persona pierde el contacto con la realidad.
La categoría de la neurosis abarcaba un conjunto de trastornos caracterizados por ansiedad injustificada, depresión y otros problemas.
La idea imperante en aquellos años era que las pulsiones sexuales o violentas del Ello (componente de la personalidad que encierra toda la energía psíquica y que se manifiesta a través de pulsiones orientadas a alcanzar la satisfacción) entraban en conflicto con el Yo (componente consciente de la personalidad que toma las decisiones y enfrente la realidad). El núcleo de la neurosis consistiría en la relación entre emociones y representaciones reprimidas pero que siguen obrando a nivel del subconsciente.
La ansiedad se definía como la necesidad de adoptar defensas contra aquellas pulsiones consideradas peligrosas y como el miedo de sufrir un castigo (los sentimientos de culpabilidad provocados por el Superyó) pero una sobrecarga de estos mecanismos de defensa podía provocar una ansiedad muy intensa y a veces incluso crónica.
Sin embargo, el empleo de los mecanismos de defensa para controlar la ansiedad (como, por ejemplo, la represión o la racionalización) son soluciones que se vuelven síntomas, es decir, son manifestaciones camufladas que sustituyen las pulsiones.
A través de los síntomas, el individuo neurótico obtendría una satisfacción parcial e indirecta de su pulsiones inaceptables.
En cambio, cuando la ansiedad se descargaba en un objeto o una situación específica era posible que se manifestara una fobia.
Con neuroticismo se hace referencia a un componente de la personalidad que se caracteriza por la tendencia a reaccionar ante los acontecimientos con emociones mucho más negativas que lo normal. En los individuos con este componente se llega incluso a tener el doble de probabilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad respecto a quienes no lo poseen.
Algunos trastornos que manifiestan la condición neurótica pueden ser la asiedad, el ataque de pánico, la fobia, la somatización, la hipocondría o el trastorno obsesivo-compulsivo.
En las neurosis el principio de realidad y el Yo tienen un buen funcionamiento, por lo tanto, las personas son conscientes de sus proprias dificultades. De esta manera es posible "trabajar en sí mismo"entrando en contacto con los aspectos más profundos de la propria personalidad.