FETICHISMO: ¿TRASTORNO O SIMPLE FANTASÍA SEXUAL?
El fetichismo sexual es una forma de parafilia, pero la mayoría de las personas con este tipo de perversión no cumplen con los criterios clínicos del DSM-5 para un trastorno parafílico.
Para hablar de un trastorno real, es necesario tener un interés sexual persistente e intenso distinto al de la estimulación genital y los preliminares con la pareja, lo que provoca malestar o deterioro de la vida del sujeto. Existen muchos otros tipos
de parafilia, como el sadismo, el masoquismo y el voyerismo.
Por tanto, es oportuno hacer una distinción entre fetichismo de pies y trastorno parafílico. Establecer lo que es normal y lo que no lo es no es fácil, pero ciertamente tener deseos sexuales extravagantes no significa tener una patología. En muchas parejas, los juegos eróticos vinculados a partes del cuerpo y objetos son una fuente de diversión para hacer más viva la relación. En estos casos los fetiches "inofensivos" deben ser absolutamente desmitificados. Divertirse en la cama es saludable y bueno para la relación.
La patología, en cambio, se relaciona con una práctica repetitiva y monopolizadora donde el concepto de consentimiento puede fallar y donde se establecen dinámicas disfuncionales.
La identidad del fetichista está ligada a un objeto sexual al que dirige su atención, representado por el fetiche, hacia el que siente una fuerte atracción y con el que le encanta fantasear. El fetiche suele ser una parte anatómica del cuerpo, como el pie, pero también puede ser un objeto, como una prenda.
A veces al fetichista de pies, además de excitarse con los pies de una mujer, le encanta coleccionar fetiches diferentes, como tacones, calcetines y ropa interior. Se trata de un trastorno solo si las personas sienten excitación y pueden alcanzar el orgasmo solo y unicamente con el fetiche y luchan por satisfacerse con las relaciones sexuales tradicionales.
¿POR QUÉ LOS PIES LE GUSTAN SOBRE TODOS A LOS HOMBRES? RAZONES Y CAUSAS PSICOLÓGICAS
Según un estudio publicado en el Journal of Impotence Research, la pasión por los pies es un fenómeno que involucra a una gran parte de la población: las estadísticas indican que el 47% de las personas tienen gustos fetichistas hacia una parte del cuerpo y, de estos, bien 26% se refieren a los pies. Un dato interesante sobre las tendencias de Google revela que las claves de búsqueda relacionadas con los pies han crecido mucho en los últimos años.
El psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing, quien mencionó por primera vez el fetichismo en su manual, lo describe como un "problema" masculino. El fetichismo de los pies de las mujeres es mucho más común que el de los pies de hombres.
Un estudio reciente revela que los hombres prefieren los pies de las mujeres al lado B, las piernas, la cara, las manos y las caderas.
El "fetiche" más comúnmente preferido por las mujeres parecería en cambio un objeto (por ejemplo, joyas y ropa interior) en lugar de una parte anatómica, y generalmente no es un fetichismo patológico extremo, ya que no viene dirigida la totalidad de la atención sexual hacia el fetiche y el acto sexual no viene reemplazado.
Según el análisis realizado por Freud a principios del siglo pasado, la razón por la que el fetichismo está tan extendido en los varones heterosexuales tiene su origen en la infancia, cuando en el hijo varón surge una cierta ansiedad por la castración del pene resultante de la toma de conciencia de que las mujeres, como las madres, no lo tienen. De ahí nace el culto al fetiche, considerado un sustituto genital de fácil acceso que evita ver a la mujer desnuda y al mismo tiempo exponer el pene al peligro.
Algunos sexólogos recuerdan, en cambio, que los pies se encuentran entre las primeras partes del cuerpo con las que entramos en contacto de niños. Esto explicaría en parte el interés innato.
PRÁCTICAS DE PLACER CON LOS PIES
Ahora veamos los juegos de "foot fetish" y adoración de pies más comunes entre los fetichistas:
En primer lugar, el "feet licking" (lamer los pies), el "feet kissing" (besar los pies) y el "feet massage" (masajear los pies), que consisten en juegos donde se lamen, besan y masajean los pies femeninos con lengua, labios y manos.
El "toe sucking" (succión de los dedos de los pies) consiste en chuparse los dedos de los pies.
El "feet sniffing" (oler los pies) se trata de olfatear los pies. Un dato curioso es que muchos hombres, más que sentirse atraídos por unos pies bien cuidados y elegantes, se excitan especialmente si los pies huelen mal.
El "footjob" consiste en acariciar y masturbar el pene con los pies y también se puede realizar de forma pasiva, con la mujer tumbada y las rodillas levantadas, en forma de "retrofootjob".
El "feeding from feet" (comer de los pies) consiste en alimentar a la pareja con los dedos de los pies.
Hay quienes se excitan mirando a la mujer que pisa los pedales del coche, lo que se llama "pedal pumping".
También existen prácticas más intensas como el "trampling", es decir, pisotear el cuerpo con los pies o los talones, y el "ballbusting", una práctica más peligrosa caracterizada por patear los testículos.
¿QUÉ HACER SI EL FETICISMO SE CONVIERTE EN UN PROBLEMA?
En la mayoría de los casos, el fetichismo no implica riesgos y no indica una enfermedad mental, siendo fuente de placer, intimidad y juego para la pareja. Sin embargo, a menudo el sujeto experimenta sentimientos conflictivos con su propia "desviación" psicológica y desea eliminar su fetichismo atravesando un camino de conocimiento personal a través de la psicoterapia, que puede resultar una herramienta interesante para analizar su propio pasado, presente, su personalidad y modalidades relacionales.
Al mismo tiempo, en sujetos que experimentan sentimientos tan conflictivos, una ayuda externa podría mejorar la relación sentimental y la relación íntima con la pareja.
En el caso de patología de hecho es posible reducir la dependencia del fetiche: el tratamiento psicológico puede ayudar a contener los estímulos excitadores hacia un objeto y trasladarlos a otros, con técnicas como la saciedad masturbatoria o verbal y el reacondicionamiento orgásmico.
En la vida diaria normal y en pareja no hay que tener miedo de decir "me gustan los pies". No es algo malo y puede ser simplemente una oportunidad para conocerse mejor, recibir un masaje relajante… o simplemente conseguir un hermoso par de zapatos nuevos.