La separación y el divorcio casi nunca son experiencias felices. Incluso cuando la relación con el cónyuge es pésima, la separación genera gran estrés y preocupación.
El estrés y los problemas ni siquiera faltan cuando las personas se separan por amor. Incluso cuando se quiere a otra persona, los eventos y la realidad de los hechos relacionados con la separación suelen producir cambios radicales no siempre agradables.
Todo esto ocurre en el momento en el que quien se separa necesitaría un poco de paz, serenidad, tranquilidad, apoyo, tiempo y dinero. Al contrario, la persona tiene que superar las dificultades, los malentendidos, los resentimientos, la reducción de tiempo a disposición para sí mismos y a menudo también un empobrecimiento desde el punto de vista económico.
Por eso, no hay que asombrarse si estos acontecimientos causan un malestar psicológico. Los estados mentales predominantes en la fase de separación y divorcio son: ansiedad, sentidos de culpa, rabia, abatimiento, frustración, depresión, inseguridad y preocupación por el futuro.
A lo largo de la separación fallan los puntos de referencia básicos: cambia el hogar, cambian los hábitos, cambia la relación con los hijos, cambian la economía personal y la gestión del tiempo libre.
El torbellino de emociones que caracteriza estas situaciones puede llevar también a comportarse de manera destructiva y autodestructiva. Sin embargo, también con la ayuda del psicólogo, muchas personas superan con éxito este periodo de dolor y empiezan, en algún momento, a vivir mejor que antes.
Para tomar las decisiones justas, es importante alcanzar un equilibrio, ser conscientes de lo que es más importante para nosotros, de nuestras prioridades, de nuestros valores y de nuestros objetivos.
En HolaPsicologo.es, gracias a la ayuda de los profesionales, es posible abordar este tipo de problemas desde un punto de vista psicológico.
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