¿Tú también te crees eso de que el psicólogo es para los «débiles»?

Refutemos de una vez por todas esta falsa creencia

¿Tú también te crees eso de que el psicólogo es para los «débiles»?

Seamos sinceros, la figura del psicólogo siempre ha estado rodeada por tópicos y prejuicios.
Si en el pasado, el tópico más recurrente ha sido "al psicólogo van solo los locos", hoy el que está más de moda es, sin duda, “al psicólogo sólo van los débiles”.

Todos sabemos que no es así, el problema es que para el ser humano algunas veces pedir ayuda es realmente complicado.

Hagamos un poco de autoironía.

Vida de todos los días.

Pensemos en cuando una mujer decide que quiere hacer algo “ella sola”. Ni un terremoto lograría hacerle cambiar de opinión.

O pensemos en lo difícil que es para un hombre pedir indicaciones si se ha perdido con su coche y hay una mujer sentada a su lado. En ese momento el orgullo toma la delantera, nace el temor de mostrarse inseguros y poco viriles… Por lo tanto… dará miles de vueltas toda la noche en vano pero nunca se atreverá a bajar esa maldita ventanilla y pedir ayuda.

Si estas son las premisas, imaginemos lo difícil que puede ser para algunas personas pedirle ayuda a un psicólogo :)

¿Y si nos tomáramos un poco menos en serio? ¿Si viviéramos la vida con más ligereza?
Quizás la solución sea simplemente ser conscientes de estos mecanismos interiores y no prestarles demasiada atención.

Al fin y al cabo cada uno de nosotros, quién más quién menos, tiene temor de ser juzgado. Si volvéis un poco atrás con la memoria, os daréis cuenta de que el sistema educativo tiene sus responsabilidades.

Durante años, desde pequeños, en el cole ponían el acento en lo que fallábamos, subrayando en "rojo" nuestros errores y no nuestras cualidades.

En fin, durante demasiado tiempo nos hicieron creer que está equivocado equivocarse.

Pero la verdad es que a la consulta del psicólogo no van los débiles sino personas competentes, valientes y sensibles que tienen el coraje de aceptar y superar sus proprios límites.

Son muchísimas las personas de gran éxito que, gracias a su testimonio, demostraron la posibilidad concreta de resolver momentos difíciles gracias al apoyo profesional de un psicólogo o psicoterapeuta.

El actor italiano Alessandro Gassman contó que es posible superar los ataques de pánico: “Hice mi camino psicológico y me curé. Todos deberían saber que los ataques de pánico son un problema de abordar y resolver

Gigi Buffon, campeón del mundo y portero extraordinario de la selección italiana de fútbol, decidió abordar de una vez por todas la depresión, ese "agujero negro del alma", que lo había atrapado durante meses.
Era como si mi cabeza no fuera mía, sino de otro, como si estuviera continuamente en otro lugar. Pensaba que los psicólogos eran figuras que robaban, entre comillas obviamente, dinero a los inseguros. En cambio, son personas necesarias, porque si encuentras a un profesional hábil y capaz, encontrarás a una persona con la que no tendrás miedo de hablar. Hablarás de todo, te abrirás, sin el más mínimo temor, y hacerlo nunca es fácil

Federica Pellegrini, plusmarquista de la natación italiana, corrió el peligro de no competir nunca más por culpa de la ansiedad: “La ansiedad llegó a ser mi problema más grande, cuando la ansiedad tocaba techo, no conseguía ni a entrar en el agua, llegaba al borde de la piscina y luego me escapaba. De mi experiencia aprendí que las personas que sufren de ansiedad necesitan soporte. Por tanto, si a vosotros os pasa lo mismo, ¡no tengáis vergüenza de pedir ayuda! Es inútil intentar vencer este tipo de problema sólos: se gastan muchas energías sin conseguir un resultado concreto

El extravagante Johnny Depp nunca habría tenido una carrera de éxito, si antes no hubiera logrado vencer sus problemas de gran timidez y ansiedad social. La ayuda de un profesional le permitió superar su malestar y pasar los días haciendo lo que más le gusta hacer.

La actriz Gwyneth Paltrow reveló que sufrió de depresión posparto: “la parte más difícil para mí fue tomar consciencia del problema. Creo que para cada mujer es muy importante poder hablar de su propio malestar...”

También la actriz Catherine Zeta-Jones pasó unos momentos difíciles en su vida: “No hace falta aguantar en silencio y no hace falta tener vergüenza de pedir ayuda”.

La actriz-guionista Emma Thompson sufrió de depresión a causa de su esterilidad. “Durante años fui contando los niños de otras parejas por la calle y pensaba que nunca más podría ser feliz.” Luego logró vencer su depresión yendo a terapia una vez por semana.

La escritora J.K. Rowling, autora de la saga de “Harry Potter” al final consiguió vencer su propio malestar: “Soy una gran defensora de la terapia, me ayudó mucho”.

Pero no hace falta acudir a un psicólogo sólo cuando surge un malestar. Es más, en la mayoría de los casos un camino psicológico resulta sumamente útil para superar los momentos normales y complicados de nuestra existencia y recuperar el equilibrio.

Como, por ejemplo, le pasó a Jennifer Aniston, actriz favorita de la serie televisiva “Friends”: “Cuando tenía treinta años, decidí ir a terapia para limpiar toda la "mierda" y el ruido que tenía adentro. La terapia es útil para entender quiénes somos realmente, para educarnos a nosotros mismos. Es posible aclarar un montón de cosas. Si no somos felices, es posible llegar a serlo. La felicidad es una elección. Esto es lo que realmente quiero decir hoy.”

También otras celebridades como Jennifer Garner acudieron a un psicólgo a pesar de no sufrir ningún trastorno específico: “ Cuando sufrimos y estamos enfadados, es fácil echarle la culpa a los demás o decir "total ya pasará". Pero al final tuve que rendir cuentas a la realidad. Pensé: "¿Por qué mi relación no funciona? ¿De qué parte del fracaso soy responsable yo?” Por lo tanto, empecé la terapia para emprender un camino sobre mí misma.

En la vida, las dificultades adelantan casi todos los éxitos.

Equivocarse no es un drama, no tenemos que avergonzarnos por cambiar de rumbo. De hecho, cada vez que esto pasa tenemos la posibilidad de transformar los problemas en oportunidades, disponemos de nuevas posibilidades.

Sin embargo, cada uno de nosotros teme el fracaso. Crecimos con el miedo de equivocarnos. Lo odiamos porque nos provoca un gran dolor, aunque nos aporte beneficio a largo plazo.

El fracaso nos fortalece porque tenemos la posibilidad de abandonar las cosas que no funcionan y centrarnos en lo que sí nos hace mejorar y crecer.

Es importante recordar que en la vida podemos aprender gracias tanto a los errores como a los éxitos. De hecho, el error no es algo de evitar a toda costa sino algo que tiene mucho valor, que hay que alimentar y escuchar atentamente.

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